Pedro Ruiz Gallo
Nació en la entonces Villa de Eten, hoy la ciudad de Eten, provincia de Chiclayo el año 1838, fueron sus padres el coronel español Pedro Manuel Ruiz y la dama peruana Juliana Gallo, cuando aún era muy niño perdió a su padre y poco tiempo después cuando contaba con apenas 11 años de edad a su madre, esta situación lo obligo a abandonar su pequeño pueblo natal para dirigirse a la ciudad de Chiclayo donde se empezó a desempeñar como ayudante de relojero afición que le interesaría por el resto de su vida.
En 1865 fue ascendido a Mayor Graduado y al iniciarse ese mismo año la revolución del general Mariano Ignacio Prado, y que desembocaría más tarde en la guerra contra España, se unió al ejército restaurador que marchó a Lima y derrocó al presidente Pezet, para luego combatir en el glorioso combate del 2 de mayo ante la escuadra española tras esta acción de eterna memoria en la historia republicana ascendió a Teniente Coronel.
Finalizada la guerra con el retiro de la escuadra española de aguas americanas, Pedro Ruiz Gallo pudo dedicarse por entero a su ambicioso proyecto de construir un gran reloj para la capital peruana lo que logró bajo el mecenazgo del entonces presidente José Balta quien lo nombro agregado al Estado Mayor General y financió su obra, pese a la oposición y críticas que recibió su trabajo el inventor continuo sereno y perseverante siendo que el 6 de diciembre de 1870 pocos días antes de celebrarse un nuevo aniversario de la Batalla de Ayacucho y ante la admiración general se inauguró su monumental reloj en los jardines de la Exposición frente al Palacio del mismo nombre.
Durante la ocupación de Lima por el ejército chileno, diversas instituciones públicas como la Universidad Mayor de San Marcos, el Palacio de la Exposición y la Biblioteca Nacional fueron utilizadas como barracas por las tropas invasoras siendo al mismo tiempo desvalijadas de todos sus bienes artísticos y culturales los que fueron conducidos a Chile. El reloj de Pedro Ruiz Gallo corrió igual suerte y tras ser desmontado fue llevado como botín de guerra por el ejército vencedor perdiéndose para siempre junto con gran cantidad de otros objetos similares ignorándose hasta la fecha cual fue el destino final que tuvo.